viernes, 16 de septiembre de 2011

Golpes de timón


Una gran masa de españoles desconfiaba de la democracia, la miraban con cierto recelo y sin lugar a dudas, algunos hubiesen vuelto al pasado con ganas, cantando “El cara al sol” y viviendo la vida que habían conocido, ni mejor vida, ni tampoco peor. Otra historia, lejana para nosotros, los jóvenes.
Doña Margarita, pero la podríamos llamar, Rosa, María o Victoria. De hecho, cualquier mujer española de derechas y con valores tradicionales, religiosa y esposa, madre de sus hijos e hija de sus padres. Margarita lloraba y ¿Porqué? Las lágrimas ocultan miedo y evitan toparse de nuevo con el sufrimiento olvidado. Aquellos años, en los cuáles te señalaban por ser católico y luego vino la guerra. La división de familias, muertos, infancias arrebatas y adolescencias frustradas. Por esto y por más motivos llora Margarita. Es una mujer culta y educada para servir a los suyos, a los que la quieren. Y ahora, una vez Franco ha muerto y todo parece acabarse, cerrarse y se buscará escribir la historia, con un lápiz distinto, quizás un bolígrafo, el terror se apodera de Margarita.
No querían aquel estado salvaje, lleno de libertinaje, de nuevos partidos políticos y comunistas que se sentaban en el Congreso, otros habían muerto en el exilio.
Desbarajustes, complicaciones sociales y ataques terroristas, cada dos días. Una España desunida, nuevamente dividida. Los dirigentes políticos y grandes empresarios avisaron del desmadre que estaba ocasionando aquella joven democracia, inexperta, rebelde. El golpe de estado ocasionó conmoción a la prensa, aunque muchos ya oían el famoso “ruido de sables”, lo estaban esperando con todas sus ansias.
Blas Piñar, dirigente de Fuerza Nueva lo subraya en una entrevista que concedió hace unos meses en el Canal 13. Se buscaba un golpe de timón. Sí, los militares estaban indignados y no únicamente ellos, innumerables familias de clase media buscaban entender aquella España desconocida.

Antoni Rondán y Justribó

Vidas frenéticas


Descalzo por el parque, estúpidamente borracho y sin ninguna maldad posible, porqué el humano, cuándo bebe no intuye lo que está bien y lo que está mal. De esta guisa, sin zapatos y hecho un cuadro, maleta en mano.
¿Enamorado de Jane Fonda? Los ebrios acostumbran a decir la verdad. Si aún pueden hablar y pronunciar las palabras, verdad absoluta.
Y una pareja de cine, en la portada. Nadie tiene problemas y si alguien los tiene, escondidos. Atrapados en un cajón, sin prisa para sacarles el polvo, guardados y censurados para el público.
Un empresario indio que ha estafado a un club de futbol español, modelos posando con bolsos de tres mil euros, viajes exóticos y mucho lujo. Me da la sensación, extraña percepción, lo intuyo. Miles de personas compran revistas con contenido de ensueño. Frivolidades, materialismo arrollador, falsas sonrisas.
La moda cambia, el arte también. Estamos subidos en una noria y damos vueltas sin parar. Luego nos mareamos y nos quejamos de llevar vidas frenéticas.

Antoni Rondán y Justribó

domingo, 11 de septiembre de 2011

Fieras de colores


Formas exageradas y colores vivos, agresivos. Es una visión dura, desde mi perspectiva de amante de la pintura. No consigo concentrarme, delante de Matisse. Lo pueden probar, ustedes mismos. Siéntense, cojan asiento. Para esto, tampoco hace falta desplazarse muy lejos. Si tienen la posibilidad de viajar hasta San Petersburgo, París o Bruselas, háganlo, valdrá la pena. De todas formas es odioso ir andando por un museo, de un lado para otro. Sin rumbo y lo que es peor, sin entender lo que contemplas. Desgraciadamente, el arte es así de selectivo. No todo el mundo tiene la paciencia de entretenerse delante de un cuadro, buscarle una explicación a lo que ve, estudiar colores y forma.
Somos muy simples y lo queremos todo inmediato. Ahora bien, no entiendo el porqué de tanta rapidez… ¿Somos fieras? Sedientos de aprender cuatro características, soltarlas en una estúpida reunión y quedarnos bien. Así, sin problemas y aún creemos que sabemos algo. La cuestión es decir palabras comodín, ni que sean extravagantes, cualquier palabrita técnica sirve.
Primavera de 1905, un París delirante, en constante evolución pictórica. París da vueltas cómo si se tratase de una noria. Todo tiene su fecha de caducidad. La pintura, no puede ser una excepción.
Las fauvistas, a diferencia, de los cubistas, los expresionistas y otros artistas, agrupados en movimientos pictóricos no formaron asociación ninguna. Bien, el grupo era tan heterogéneo e independiente, difícilmente unido. Matisse lideró el grupo de cinco pintores, aunque cada artista, una historia, un mundo apasionante para descubrir.
¿Pinceladas trazadas sin pensar? Obviamente, no. Nada está pintado por azahar. Había la necesidad de enfadarse con el mundo. Romper lo establecido, las convenciones sociales. Empezaban a crearse guetos, nidos de bohemios. Aprendices, pintores frustrados e hijos de familias burguesas, aburridos de una vida monótona.
Choca, la raya verde. Es más, a todos nos provoca una sensación de coalición ¿Impacta? Si nos sorprende, aún es una obra avanzada. Y lo creo firmemente, a veces, los europeos parecemos antiguos e inamovibles.

Antoni Rondán y Justribó

Un urinari


A simple vista, això és un urinari, girat del revés. Més o menys net, firmat, per l’autor amb un nom diferent al seu i signat, amb pintura esmaltada de color negre. Pots mirar-ho amb més deteniment, buscar-li alguna explicació lògica, analitzar-lo amb cautela i fixar-te amb el escassos detalls d’aquest aparell sanitari. Intentes pensar, que potser sí, que ben mirat, un vàter masculí és art. Rumies, que també pots crear tu mateix l’art. Ets un pèl il·lús, perquè t’imagines pintant sense esme diferents mobles i estris de la teva llar. Ara bé, sense idea i el que és pitjor, sincerament, imitaries l’art dadaista.

Al llarg de la història, els pintors, escultors i arquitectes han buscat crear bellesa. Fer les coses bé i buscar l’equilibri. Així, el David de Miquel Àngel Buonarroti representa l’ideal clàssic de bellesa. Un cos atlètic i una cara proporcionada. És un home tens. Està a l’expectativa i en aquell temps, la República de Florència necessitava homes forts i corpulents, capaços de lluitar per l’hegemonia del territori. Llavors, jo em pregunto, Què es necessitava, quan Marcel Duchamp, se li passà pel cap la idea de l’urinari? Bé, es necessitava trencar amb tot, amb tot ordre establert. La primera guerra mundial havia suposat un desgavell emocional pels europeus. És el moment de canviar. És un moviment artístic anàrquic, no busca resoldre problemes estètics. Senzillament pretén escombrar i netejar les formes antiquades d’entendre l’art. Ja no es té confiança amb els patrons, que fins aquell moment havien dominat el panorama artístic. I molts artistes no hi creien, pel simple fet, que els artistes no havien pogut resoldre una guerra. No havien contribuït a harmonitzar les nacions. La llibertat, la troballa d’una nova forma d’entendre la vida. Els més agosarats ho anomenaran: “la recerca de la realitat”. Més tard naixerà el surrealisme, la realitat és trista, odiosa i fa mal. Hi haurà necessitat d’endinsar-se en el fabulós món dels somnis.

Veritablement, Què podem trobar més cru i més senzill, que un urinari, girat del revés? La guerra havia provocat que tothom toqués de peus a terra. La burgesia ja no estiuejava. La moda havia deixat de ser complicada. Tot s’adaptava a les inclemències d’un conflicte bèl·lic.

Zurich i Nova York, aquestes dues ciutats van veure néixer aquest nou art. Era d’esperar, que el dadaisme trobés lloc, en unes ciutats lliures i neutrals, lluny de tota aquella carnisseria, relativament a distància de les armes de foc, que mataven a gent de diferent nacionalitat, classe i ideologia.

El dadaisme es centrarà en buscar elements vulgars, populars, quotidians. Així, la fotografia s’innovà amb el fotomuntatge i les fulles dels diaris s’utilitzaven per crear collages.

Amb la fi de la guerra i una Alemanya castigada, ensopida i endeutada per les condicions que havia imposat el Tractat de Versalles, el dadaisme s’expandí arreu. París, Londres i també Berlín. A l’any 1918, es va fundar el “Club Dada”, a la capital alemanya.

Tot i que la paraula “dada” és una paraula francesa, significa “cavallet de joguina”, Suïssa fou el laboratori dadaista per excel·lència. Els artistes refugiats a Ginebra, Zurich, Laussanne es reunien i en moltes de les reunions que es van produir al llarg dels anys, es va arribar a la conclusió que l’absurd era la clau del triomf d’aquell nou art, que estava emergint. Era una burla a tots aquells que havien lluitat per l’art o millor dit, una crítica a les normes, les quals no havien aconseguit frenar una guerra i per tant ja no eren valides, ni molt menys necessàries, per aquell nou món, que s’aixoplugava de la metralla i es tapava les orelles, quan les bombes explotaven.





Antoni Rondán i Justribó

Café sin leche

Yo, sólo le pregunté, si él amaba a Rosa. Únicamente quería saberlo, porque todos sus amigos me habían contado la verdad. De jóvenes habían estado enamorados ¿Y ahora? Yo creía, que no hasta que alguien me abrió los ojos.

Llegaba tarde y cuándo acababa de cenar, se encerraba en su despacho. Así, de este modo, transcurrían los días. Por las noches, tampoco sentía nada especial a su lado. Era un hombre vulgar, un abogado más. Un señor del montón y esto me imposibilitaba quererlo. Me casé, porqué sí. En casa querían, que lo hiciese. Accedí a conocer a Jaime y fin. No puedo contarte mucho, algunos recuerdos han sido olvidados. El paso de los años y las pocas ganas de acordarme de ellos han ayudado.

Son las siete, aunque el calor es muy intenso. El bochorno se pega en la piel y sudas. Es una situación típica del verano ¿Lograré otro verano feliz?

Ya te he comentado la vida de Jaime en pareja. Un auténtico desastre. Vivíamos en un chalé, en el barrio de Metropolitano. Murió en esta misma casa, cincuenta años después de haberla comprado. Algunas me dijeron, que su muerte, la había digerido muy bien. Otras no decían nada. Los que callan, algunas veces, ocultan tantas cosas…

Mis hijas, Felicia y Ana Victoria. Supe desde el principio de su existencia, que ellas tampoco entenderían mi vida, mis tristezas, la falta de interés, en contarle acerca de su padre. Por esto y sinceramente, porqué no son unas chicas tontas, jamás me han preguntado. Sus amigas, sí. Una chica indiscreta, una tal, Valentina, lo hizo. Además, sin el menor pudor. Fue terriblemente incómodo. Se sentó en la mesa del comedor y cuándo Pepa terminó de servirnos, apuntó. Su lengua viperina disparó todo el veneno posible y me hirió. Sangré, quizás. No lo voy a olvidar nunca más. A veces, la recuerdo. Rubia y media melena. Una niña bonita, educada, fina, de la misma clase y formas, que mis hijas, aunque guardaba tanto odio y tanta maldad en su interior.

Le pedí un café, sin leche. Y aún estamos esperando. En verano, en Asturias y en invierno aquí, en la misma cafetería de siempre. No preguntan, el servicio es discreto y yo lo prefiero. Los jueves, Ana Victoria y mis dos únicos nietos meriendan conmigo. Es una tradición, algo rutinario. Me explican anécdotas y mi hija sus millones de problemas. Se divorció hace un par de años y ahora vive en Las Rozas. El sinvergüenza de mi yerno era un caradura. Estafó a multinacionales y de pronto, un día, sin casa, sin coche, sin nada.

Me dan pena, a mí, sobretodo, los niños. Tan pequeños y con padres divorciados. Han vivido una tragedia y claro, la gente lo palpa. Los profesores llaman a casa y Ana Victoria intenta mejorar la situación. Les motiva con caprichos y de este modo, los niños se sienten valorados. Una estrategia caduca, aunque factible. Yo lo veo gris, infinitamente decepcionante.

Es intolerable, que tarden tanto. Sólo hemos pedido café, sin leche…

Antoni Rondán Justribó

Viure amb excessiva lleugeresa


Vull ser rei de casa meva i encarregar, de països llunyans, flors de tota mena. Omplir la casa de meravelles exquisides i menjar bunyols de crema nit i dia. Pare, jo no vull estudiar, treballar tampoc.

Mira el cosí, les lliçons carregoses, pàgines i més fulls. L’estudi sembla un antiquari i aquella pudor de sala tancada. Rei o príncep de casa, pare. I llavors, al jardí hi plantarem xiprers i els xafarders no ens veuran mai. No s’assabentaran dels nostres jocs, ni del color de la gespa. I viure amb lleugeresa, sense maldecaps. I a la petita de la Mercè, li recollirem el cabell amb llaços de colors i la vestirem com si ella també fos una princesa de conte de fades. I el seu somriure, peculiar rialleta de nina de porcellana enamorarà a un senyoret de Barcelona.

L’avi Eugeni s’ho mirarà des de un raconet de cel, un petit mirador que Déu li ha regalat per tants anys de paciència. Amargor infinita de plors i llàgrimes. I un dia va trencar-se tot, sense preguntar-nos si ho volíem, sense demanar-nos opinió. Aquells barrets de palla, amb cintes estampades i les arracades de l’àvia. Anys d’estalvi, de privacitats dels nostres avantpassats i ara tot venut als quatre vents. Nostàlgia de les nits d’estiu a la masia i el cavall blanc, el conillet de la Mercè i els ulls blaus de la mare. Potser abans eren blau cel i ara amb tantes desgràcies han perdut brillantor. Pare, no t’hi fixes? La mare no plora mai, però els seus ulls se li han enfosquit. Jo a vegades, els hi contemplo, amb prudència. Són ulls que anuncien trons i llampecs, negror i molta por.

L’Assumpta i la Bruna mai haurien tingut de marxar d’aquesta casa. Buidor i els nens se’n burlen. Diuen que ho deus tot i jo no vull passar vergonya. I perquè? Pare, jo ho vull saber tot. Jugaves i cada dia perdíem més i més. I ningú no volia donar-se compte de res.

Una nàusea llefiscosa em manté despert a tot hora. I jo, ja no puc més. Vull assentar-me al jardí i no veure la realitat. L’avi ens avisava i tu no li feies cas. Sort, ell ha mort i allà, en un tros de núvols de colors pastels, de reüll i amb cara de preocupació ens vigila. I et controla, pare. No vol que els seus néts semblin els fills d’un miner de muntanya i la nostra mare una criada.

Estem enfonsats, coixos i amb fragilitat ens recuperarem. Som cargols, formiguetes de juliol, petits insectes o llimacs, que sobreviuen a les inclemències del temps. Els ulls de la mare no coneixen felicitat. Són regadores i a més esquerdades. Rierols d’aigua, petites pluges de tardor, aiguada, finalment, aquarel·la de grisos i una ardor punxent, que la devoren viva. I mai l’he vista plorar, però n’estic segur, ella plora i tu també deus plorar. I tots plorem i aquesta casa és un dolç infern. Plena de records, de extravagàncies, de mobles del segle passat i els quadres, fotografies de tots, la masia.

Pare, jo vull ser rei. I un dia em coronaràs príncep de la casa i la Mercè, la meva germana serà una damisel·la, princesa de la nostra infància. I mai treballarà ningú, perquè mai hem conegut suor i fatiga. Amb una corona de llorer, jo vull ser rei d’aquesta casa.

Antoni Rondán i Justribó